El latido de un aula de infantil

Elogio de la cotidianidad

Si en Los hilos de infantil sus autoras apuntaban a los veinte hilos o constantes que deben estar presentes en la praxis educativa, en El latido de un aula infantil fijan los diez ejes temáticos que hay que abordar en esta etapa educativa, vinculando siempre su cotidianidad con la escuela. Que los pequeños descubran quiénes son y cómo son, qué hacen, qué cuidan, qué pasa a su alrededor, qué comen, qué los (con)mueve, qué pueden aportar a la comunidad y hacia dónde van. Preguntas básicas, elementales, pero no simples, puesto que son las que se plantea cualquier persona adulta cuando quiere explicarse ante sí misma o ante los otros. Lo sorprendente es que estén borradas de la faz de los desarrollos curriculares. Así, en esta publicación se recogen más de un ciento de latidos (experiencias de vida) organizados bajo epígrafes que hacen referencia al conocimiento de uno mismo desde distintas facetas: como individuos, como personas, como familiares, como ciudadanos, como consumidores o como activistas culturales, ambientales y sociales.

Porque el hilo conductor de la didáctica infantil no puede ser ni el arte, ni la música, ni la literatura, ni las emociones, ni las áreas, ni las competencias, ni las matemáticas, ni la lengua. El verdadero eje debe ser el conocimiento de uno mismo y de los demás, del lugar que habitamos y de lo que en él sucede.

Extracto de artículo sobre el libro en: Diario de la Educación, 8 de julio 2020
Un aprendizaje muy poderoso
por Jaume Carbonell

Al poco de empezar a leer este libro me entraron ganas de viajar a Galicia para conocer la escuela pública de O Milladoiro. En pocos libros he descubierto un cosido tan sólido entre la teoría y la práctica, y entre la ciencia, el arte, el compromiso profesional y la imaginación. El texto está trufado de jugosas metáforas y hay una en particular que les va a las autoras como anillo al dedo: la de lutiers, esos artesanos que tienen en la cabeza todo el proceso de creación, que eligen los mejores materiales y ensamblan las piezas sin prisa y con mucho oficio. Esto es lo que hacen estas dos hermanas maestras, tras muchas lecturas pedagógicas y de otros ámbitos bien digeridas, escuchas y observaciones atentas y propuestas muy bien reflexionadas. No hay actividad sin un sentido y una finalidad.

En esta obra que, en cierta medida, es una continuidad de Los hilos de Infantil con la que obtuvieron el Premio Marta Mata de Pedagogía -tienen unos cuantos más- resuenan los diarios de Mario Lodi, la experiencia de Escuelas Infantiles de Reggio Emilia y de Loris Malaguzzi, los cuatro pilares básicos de la educación del Informe Delors o los escritos de Mari Carmen Díez, quien firma uno de los prólogos -el otro es de Beatriz Trueba-. Como indica el subtítulo “Elogio de la cotidianidad”, se parte de la experiencia del alumnado y de las múltiples oportunidades que ofrece la realidad para proyectarla hacia otros mundos y saberes, en un continuo vaivén de dentro a fuera, mediante un aprendizaje donde se movilizan emociones para la realización de actividades dotadas de musculatura cultural. En este centro bullen las ideas y las propuestas que traen los niños y niñas pero se evita caer en el activismo acelerado sin ton ni son. Estas maestras son muy críticas al respecto y tienen muy claro que la escuela no es una ludoteca ni un parque temático.

Pero tampoco se quedan en lo que sugieren y aportan sus alumnos. Todo ello se trabaja a fondo, y huyen de planteamientos no directivos. Así, cuando se trabajan las aficiones, hay una intervención docente para tratar de cuestionar contravalores como el consumismo, el machismo o el egocentrismo, para enriquecerlas o buscar entretenimientos alternativos con otros valores.

Este rico compendio de didáctica de la proximidad, pegado a la vida y no al corsé de la programación, se estructura en dos partes. La primera contiene los fundamentos: la sístole y diástole de lo cotidiano, el corazón de un grupo con veinticinco corazones diversos, el bombeo hacia la comunidad,… Y la segunda contiene estos diez latidos: ¿Quién soy?, ¿Cómo soy?, ¿Qué me gusta?; ¿Qué hago (en familia)?; ¿Qué cuido?; ¿Qué me pasa?; ¿Qué como?; ¿A quién quiero?; ¿Qué pasa a mi alrededor?, ¿Qué celebro?; ¿Qué me mueve?; ¿Qué aporto?; ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? Siempre con profusión de ilustraciones para visualizar las fases del proceso de trabajo.

En todos estos latidos circulan las diversas identidades infantiles: personal, familiar, consumista, de ciudadanía, de activista cultural, medioambiental y social. Sorprende, por ejemplo, el jugo que se le saca a los nombres de cada alumna y alumno o a las primeras palabras que recuerdan haber pronunciado, jugando con elementos naturales, con números y un sinfín de figuras geométricas y gramaticales, o buceando en los acontecimientos del día de su nacimiento. ¡Y cuánto conocimiento cartográfico adquieren a partir de sus andanzas y viajes! Y en el trabajo medioambiental la actitud respetuosa se combina con el desarrollo del pensamiento: plantar sin gastar, plantar y ahorrar agua, plantar para corroborar o refutar hipótesis, plantar para sanar,…Todo ello lo convierte en un regalo educativo precioso.

Año Publicación 2020

22,80 

error: Content is protected !!
0
    0
    Tu cesta
    Tu cesta está vacíaVolver a la tienda