Guía de Actuación y Evaulación en Psicomotricidad Vivenciada

Edad/Nivel: Psicomotricistas.   Cómo incorporar el juego espontáneo a la sala de psicomotricidad de la escuela. Nada nos aporta más información sobre el desarrollo de un niño que observarle jugar en libertad en una sala de psicomotricidad. Esa situación nos ofrece una perspectiva integral sobre sus competencias motrices, cognitivas, emocionales y sociales.

El principal obstáculo para poder rentabilizar en la escuela el juego espontáneo
en la sala de psicomotricidad es disponer de unas referencias que nos permitan
ser capaces de realizar una lectura apropiada de lo que los niños nos expresan en
esa situación y saber ofrecerles una respuesta adecuada.
Este material nos ayuda a organizar esas situaciones, comprenderlas y evaluarlas
a fin de descubrir aquellos matices que nos permitirán ofrecer al niño un apoyo
apropiado a su desarrollo y necesidades.

Para ello ofrece:

1. Un marco conceptual básico que recoge de forma sucinta los pilares de la práctica
psicomotriz. Entre ellos, la consideración integral del niño, la atención
globalizada a todos los aspectos de su desarrollo, el valor de la experimentación
activa por su parte como medio privilegiado de aprendizaje, la importancia de
la interacción, el fomento de la creatividad, la autonomía y la atención a los
procesos de maduración emocional. Todo ello es considerado como las señas
de identidad de la mirada del psicomotricista, su manera de entender la forma
en que se sustenta la construcción de la personalidad del niño y se promueve
en él una actitud propositiva y motivada hacia el aprendizaje.

2. Algunas orientaciones para la práctica referidas a la preparación de la sala de
psicomotricidad, distribución de espacios, materiales, el tipo de dinámicas que
se propician con ellos, etc. Aunque la base de la psicomotricidad vivenciada
es el juego espontáneo, el contexto en que el niño va a jugar y explorar va a
propiciar que se establezcan distintas dinámicas que nosotros podemos considerar
importantes para su proceso de desarrollo. Por eso, cómo organicemos
la sala es un aspecto fundamental, cuyo diseño debemos cuidar.
3. Una guía de observación y evaluación. Estos recursos ayudan a organizar la
recogida de información por parte del profesional, profundizando más en la
realidad del sujeto, conectando los distintos rasgos detectados y facilitando
las decisiones relacionados con el tipo de experiencia a preparar en la sala o
el sentido de la intervención que sería necesario realizar. El primer paso para
servir de andamiaje en el proceso de desarrollo de los alumnos es comprender
qué necesidades individuales tienen. En la sala de psicomotricidad vivenciada,
ellos nos las están comunicando continuamente a condición de que comprendamos
el código en que lo hacen. Recoger esa información y construir
una visión integral del desarrollo de cada niño nos va a ser de gran utilidad
para poder ayudarle.
4. Unas orientaciones para la intervención en casos específicos dentro de la sala
de psicomotricidad. Alumnos agresivos, inhibidos, con dificultades de integración
social o con un nivel de actividad motora que escapa a su capacidad
de autorregulación.
5. Un apartado de otros recursos, donde se recoge la estructura de los conceptos
manejados en la guía mediante gráficos por ámbitos y a través un glosario
estructurado donde se definen los términos empleados comúnmente en
psicomotricidad.

Año Publicación 2015

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