Habilidades Grafomotoras y preescritura 1

Nivel: A partir de 4 años

La mejor manera de aprender a escribir es automatizar los movimientos para formar las letras. Estos cuadernos parten de un nivel de dificultad bajo (completar líneas rectas) y finalizan logrando que el niño o la niña formen las letras. También son adecuados para perfeccionar o rehabilitar la grafía

 

                                                             Los trazos estáticos

Llamamos trazos estáticos a aquellos que no precisan modulación de la muñeca de la mano. Corresponden a la primera fase del desarrollo de la independencia de los segmentos largos del brazo: hombro y codo.

Utilizaremos en este nivel los siguientes útiles:

El crayón y el lápiz para la realización de las fichas en los cuader­nos. El crayón debe emplearse al inicio de las series de los palo­tes, y también siempre que el niño tenga un bajo nivel de coordinación visomotora global, o su tono sea más alto o bajo que lo normal. Ello le permitirá reforzar su percepción del contraste tónico, así como ser menos exigente, al producir una huella más gruesa, en el ajuste de su movimiento sobre las refe­rencias visuales de los puntos. El lápiz se utilizará en el resto de los casos y es el útil base, que permanecerá hasta el final del ciclo de estimulación y desarrollo de las habilidades grafomotoras.

La tiza cuadrangular es la preferida por los educadores en los trabajos de pizarra, porque, como indicamos anteriormente, permite una mejor prensión y facilita de un modo más intenso la percepción de contraste. Debe utilizarse siempre que deseemos reforzar este proceso, o el de la direccionalidad.

La cera, proveniente del nivel anterior, puede utilizarse en el mismo sentido que la tiza, en el papel.

 
 ACTIVIDADES
Objetivos:

Hábitos perceptivos espaciales vertical y horizontal completos, crecientes y decrecientes.
Recomendaciones:

Debe ayudarse al niño al inicio en su desplazamiento del útil sobre el cuaderno, teniendo en cuenta tres aspectos:

Al desplazar la mano del niño, sujeta por la muñeca con nuestra mano, impediremos que el niño se detenga en cada punto y per­mitiremos que perciba que el trazo es un solo movimiento, en el que los puntos son sólo referencias para que éste discurra sobre coordi­nación visomotora, el ojo guía a la mano.

El lápiz debe estar situado sobre el papel de tal manera, que, al desplazarse de arriba para abajo, el niño tenga siempre visibles los puntos, sin necesidad de ladear la cabeza.

El cuaderno se pondrá siempre en posición vertical al eje del cuerpo del niño y ligeramente desplazado hacia la derecha en los diestros, así como hacia la izquierda en los zurdos, para faci­litar el desplazamiento del brazo en relación con el eje. No olvi­demos que son los segmentos largos —hombro y codo— los que se están poniendo en situación activa en los palotes.

Lo que se está poniendo en juego para su percepción en los trazos creciente y decreciente es la capacidad de controlar la detención del movimiento desarrollando el proceso de inhibición motriz que permitirá la interiorización de las imágenes.
EJERCICIOS
Las estructuras: la cruz y el aspa

Recomendaciones: la cruz es la primera estructura como tal. Está formada por el cruce del palote vertical con el horizontal. No importa que la inicie con el trazo vertical o el horizontal, lo importante es prestar atención a que el niño sitúe correctamente el lápiz en la posición ade­cuada para poder ver los puntos en ambos casos, así como que cada pa­lote se realice mediante un solo movimiento, en el cual la muñeca no se debe mover y que la direccionalidad sea la correcta, de arriba-abajo e izquierda-derecha. No olvidemos que siguen siendo los segmentos lar­gos los que se movilicen para la realización de estos trazos.

 Los trazos oblicuos

Objetivos: Hábito perceptivo espacial: trazo oblicuo de construcción ascen­dente. Hábito perceptivo espacial: trazo oblicuo de construcción descen­dente.
El aspa

Recomendaciones: es necesario insistir, especialmente, en la posición del útil; también debemos insistirle al niño que no mueva el cuaderno, di­ciéndole: “porque así es más fácil”, porque el “juego” consiste en realizarlos sin mover el cuaderno de su posición, “que es más difícil”.

Es aquí donde nosotros podremos comprender por qué se debe in­sistir en que la mano no instrumental es la que se apoya sobre la parte izquierda, o derecha, si el niño es zurdo, porque permite trasladar el eje del cuerpo sobre el pie no domi­nante, facilitando la liberación de la mano instrumental para rea­lizar mejor el movimiento, y con ello el trazo.
La variable de tamaño

Recomendaciones: la variable de tamaño permitirá, no sólo la percepción del contraste con el tamaño, sino permitirá que se presente la distribución de las áreas que contendrán las grafías en su variable básica. De igual modo puede ser utilizada a su vez, como propuesta de contraste tónico y de duración; es decir, podemos proponer al niño que haga trazos fuertes o flojos, y también jugar con la rapidez y la lentitud, que son las bases de las estructuras rítmicas.
Trazos mixtos

Recomendaciones: los trazos verticales y horizontales encadenados permiten la ilusión visual de que nos encontramos ante una estructura cerrada. Lejos de esto, debemos ver en ello la oportunidad de automa­tizar la direccionalidad de ambos trazos, así como un buen juego para que el niño tome conciencia de esto, del mecanismo cerebral de la in­hibición motriz, que permitirá desarrollar la capacidad anticipatoria del acto.

Esta serie debe realizarse primero en el papel, con algunos niños en la pizarra, para que perciban que el trazo vertical siempre se hace de arriba para abajo y el horizontal de izquierda a derecha. Cuando se inicia la actividad, la serie propuesta parte del vertical para continuar con el horizontal; esta unión facilita la excitación motriz, y el niño con­tinúa realizando el vertical que viene a continuación de abajo para arriba, contrariando el principio de direccionalidad celosamente res­petado.

Debemos hacer consciente al niño de que este palote no se hace de abajo para arriba, sino al contrario, por lo que debe detenerse en ese punto e iniciar el movimiento de nuevo de arriba para abajo, generan­do con ello una estructura rítmica con dos movimientos, dos tonos, dos direcciones. El juego consiste en hacer ver al niño, cuando lo ha com­prendido, que ahora le vamos a equivocar, que preste mucha atención. Jugamos con la introducción de estimulación de la velocidad en la rea­lización y los niños tienden a equivocarse. Este juego debe dosificarse en cuanto al uso del contraste de velocidad, para que el niño desarrolle los objetivos propuestos.

Pasar al cuaderno cuando el niño realice bien el salto, producto de la detención del movimiento, de serie vertical-horizontal. Con la inhibi­ción motriz se inicia el control de los ajustes visomotores para la preci­sión, con la emergencia del ritmo, o acomodación interna, para la búsqueda de la armonía imagen-gesto gráfico. Nos encontramos, por lo tanto, en el primer proceso analítico complejo.

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